
Y por eso mismo me coloqué más o menos en los grupos de 39-40, si bien es cierto que fue una mala previsión por mi parte, pues tenía claro que en esta carrera la que se pierde subiendo hay que ganarlo bajando. Y así fue como llegamos disparados al Bernabeu, y como ya subiendo la Castellana, se veían unos poquitos por delante y otros poquitos por detrás. En Bravo Murillo una experiencia realmente extraña. Con el viento de espaldas, y al abrigo de pequeños grupos, bajamos seguramente más rápido de lo que lo hubiéramos hecho en metro.. y yo pensando que se nos había ido la chaveta...
Y así fue como me planté en la meta con cara de circunstancia en 36:51 y diciendo, que hace un paquete como yo en un tiempo como este..
Y de momento parón necesario, sin más planteamientos que volver para disfrutar, preparando lo que será este año el objetivo veraniego: el Gran trail de Peñalara
No hay comentarios:
Publicar un comentario