Bonita noche de atletismo nos brindaron anoche los atletas nacionales e internacionales que participaron en la despedida del mítico estadio de Vallehermoso que, como sabemos, será derruido el próximo septiembre.
Sobre las 16:30 salgo de mi casa, con la mochila llena de ilusión por una buena carrera. En mis pies las pobres Nimbus VIII, a las que ya he dado buen uso. Se van a tener que enfrentar a poderosas Nike de 200 gramos.
Tras recoger el dorsal y enterarme un poco de que va la fiesta, hago un calentamiento tranquilito, rodeado de atletas de todos los colores y nacionalidades. ¡Aquello parecía la torre de Babel! No puede faltar tampoco una minuciosa tabla de estiramientos y para la Cámara de llamada de atletas a las 17:55. Allí los primeros comentarios entre los participantes. Había de todo, un chavalín muy jovencito, con ropa de basket, que terminaría ganado la serie y algunos abuelillos, perfectamente equipados y con piernas de hierro.
En la pista unas progresiones y a la salida. Estoy en el puesto 7 por marca, lo que me obliga, tras el disparo a comer metros por la calle dos. Pasamos el primer 200 en 43 segundos, ritmo lento. El jovencito, un chico de mi edad, Álvaro Díez (va a participar en en Campeonato del mundo de maratón para veteranos) y otro atleta van en cabeza. Empiezan a achuchar y los que van delante mio se empiezan a quedar. Tengo que adelantar en mitad de la curva (de nuevo comiendo metros) y me coloco detrás de Isaac Reguera, que le sigo el ritmo hasta la última vuelta. Al cruzar la meta por segunda vez observo que los dos atletas que preceden a Isaac se han distanciado una barbaridad. Isaac había bajado el ritmo considerablemente (o no había podido aguantar el tirón) y yo sin enterarme! Con tal plantel adelanto a este chico en contrameta y hago un último 200 a un ritmo muy superior, acercándome a los dos predecesores , pero que me ven en la recta y esprintar los últimos 50 metros, sin que les pueda dar caza.
Al final un triste crono de 3:16.63 y me llevo una lección de que en pista debes tener a todos controlados y llevar tu propio ritmo. Lo único que se es que podía haber llevado un ritmo medio de carrera superior y que crucé la linea de meta con fuerzas, las cuales me tenía que haber dejado en la pista.
Lo positivo, que es mucho, es una bonita primera experiencia en pista de forma oficial y el saber que hay un amplio margen de mejora.
También tengo que apuntar que era el único que llevaba zapatillas de entrenamiento (no se puede pedir más a mi bolsillo) y desde luego no es lo mismo el agarre con clavos que si ellos. Observemos la diferencia, con un modelo de los usados por uno de los participantes con mis pobres zapas:
Clavos:
Mis roídas zapas (las de la foto son nuevas):
Evidentemente no es lo mismo. Más de uno se tirará de los pelos si se entera que he corrido un mil con este "armatoste". A ese mismo le invito a que me compre unas zapas de clavos, que las aceptaré gustoso para futuras ocasiones.
Volviendo al asunto, me quedé a ver el meeting en la primera curva donde, al empezar sobre las 19:30, ya daba la sombra. Cabe destacar la actuación de Vlasic en el salto de altura, muy por encima a sus contrincante, aunque la cántabra Beitia supo estar a la "altura". La atleta croata de ojos claros estuvo a punto de batir el record
mundial!
También destacable la actuación de Lebedeva en Longitud, Feofanova en pértiga (hay que decir que faltaba la maestra Isinbayeva), el toro de Obikwelu en los 100 lisos y el siempre eficaz Vigilius Alekna en el Discóbolo. No me puedo olvidar de la mozambiqueña María Mutola y su 800 perfecto, como siempre. Crónica de Marca
En definitiva una buena tarde de atletismo, con discreta actuación de los españoles en términos generales, que se hincharon, eso sí, a firmar autógrafos. Los resultados oficiales (yo salgo en la página 37)
Mañana rumbo a Toro (Zamora), mi pueblo materno, donde vamos a aprovechar para recorrer la provincia y en los ratos libres haré mucha pista y rodajes de calidad. Perfecta preparación para el 4.500 que me espera en Las Navas el día 13, me hace mucha ilusión poder correr allí. En una semana estaré de vuelta.
Sobre las 16:30 salgo de mi casa, con la mochila llena de ilusión por una buena carrera. En mis pies las pobres Nimbus VIII, a las que ya he dado buen uso. Se van a tener que enfrentar a poderosas Nike de 200 gramos.
Tras recoger el dorsal y enterarme un poco de que va la fiesta, hago un calentamiento tranquilito, rodeado de atletas de todos los colores y nacionalidades. ¡Aquello parecía la torre de Babel! No puede faltar tampoco una minuciosa tabla de estiramientos y para la Cámara de llamada de atletas a las 17:55. Allí los primeros comentarios entre los participantes. Había de todo, un chavalín muy jovencito, con ropa de basket, que terminaría ganado la serie y algunos abuelillos, perfectamente equipados y con piernas de hierro.
En la pista unas progresiones y a la salida. Estoy en el puesto 7 por marca, lo que me obliga, tras el disparo a comer metros por la calle dos. Pasamos el primer 200 en 43 segundos, ritmo lento. El jovencito, un chico de mi edad, Álvaro Díez (va a participar en en Campeonato del mundo de maratón para veteranos) y otro atleta van en cabeza. Empiezan a achuchar y los que van delante mio se empiezan a quedar. Tengo que adelantar en mitad de la curva (de nuevo comiendo metros) y me coloco detrás de Isaac Reguera, que le sigo el ritmo hasta la última vuelta. Al cruzar la meta por segunda vez observo que los dos atletas que preceden a Isaac se han distanciado una barbaridad. Isaac había bajado el ritmo considerablemente (o no había podido aguantar el tirón) y yo sin enterarme! Con tal plantel adelanto a este chico en contrameta y hago un último 200 a un ritmo muy superior, acercándome a los dos predecesores , pero que me ven en la recta y esprintar los últimos 50 metros, sin que les pueda dar caza.
Al final un triste crono de 3:16.63 y me llevo una lección de que en pista debes tener a todos controlados y llevar tu propio ritmo. Lo único que se es que podía haber llevado un ritmo medio de carrera superior y que crucé la linea de meta con fuerzas, las cuales me tenía que haber dejado en la pista.
Lo positivo, que es mucho, es una bonita primera experiencia en pista de forma oficial y el saber que hay un amplio margen de mejora.
También tengo que apuntar que era el único que llevaba zapatillas de entrenamiento (no se puede pedir más a mi bolsillo) y desde luego no es lo mismo el agarre con clavos que si ellos. Observemos la diferencia, con un modelo de los usados por uno de los participantes con mis pobres zapas:
Clavos:
Mis roídas zapas (las de la foto son nuevas):
Evidentemente no es lo mismo. Más de uno se tirará de los pelos si se entera que he corrido un mil con este "armatoste". A ese mismo le invito a que me compre unas zapas de clavos, que las aceptaré gustoso para futuras ocasiones.
Volviendo al asunto, me quedé a ver el meeting en la primera curva donde, al empezar sobre las 19:30, ya daba la sombra. Cabe destacar la actuación de Vlasic en el salto de altura, muy por encima a sus contrincante, aunque la cántabra Beitia supo estar a la "altura". La atleta croata de ojos claros estuvo a punto de batir el record
mundial!También destacable la actuación de Lebedeva en Longitud, Feofanova en pértiga (hay que decir que faltaba la maestra Isinbayeva), el toro de Obikwelu en los 100 lisos y el siempre eficaz Vigilius Alekna en el Discóbolo. No me puedo olvidar de la mozambiqueña María Mutola y su 800 perfecto, como siempre. Crónica de Marca
En definitiva una buena tarde de atletismo, con discreta actuación de los españoles en términos generales, que se hincharon, eso sí, a firmar autógrafos. Los resultados oficiales (yo salgo en la página 37)
Mañana rumbo a Toro (Zamora), mi pueblo materno, donde vamos a aprovechar para recorrer la provincia y en los ratos libres haré mucha pista y rodajes de calidad. Perfecta preparación para el 4.500 que me espera en Las Navas el día 13, me hace mucha ilusión poder correr allí. En una semana estaré de vuelta.
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