martes, 27 de abril de 2010

Crónica MAPOMA 2010

Esta vez prometo que no será una crónica extensa. De hecho, no será ni crónica en tanto en cuanto que no describiré como discurrió la carrera en lo personal. Y no lo haré, en primer lugar porque mis escasos pero fieles lectores no tienen la culpa de una narración pormenorizada de lo que se vivió km a km (realmente no se diferencian tanto unos de otros) y en segundo, porque MAPOMA no era objetivo en lo estrictamente deportivo (pero sí en lo personal).


Y es que tengo esa insana costumbre de correr maratones por vicio, es decir, por el mero hecho de disfrutarlos, de ver atletismo y sufrimiento en estado puro, casi como un invitado de excepción. Casi desde la barrera, como las motos con el pelotón cuando sube el Tourmalet. Por eso no estoy haciendo una crónica en lo deportivo, sino en lo personal. No hablaré aquí ni de marcas, ni de tiempos de paso, ni de nada que se pueda cuantificar. Sí hablaré de sensaciones, de lo que supone cruzarla ciudad en la que naciste, mezclarte entre corredores que han elegido ese como su gran día para acabar un primer maratón y de muchos otros aspectos que sería una pena dejar escapar.



Se trata, primeramente de desmitificar una distancia. Un maratón no es algo inhumano, ni mucho menos está creado para unos pocos elegidos. El hombre no tiene no tiene más límite que el de su propia existencia y el de los radares instalados por la DGT. Todas las personas sanas pueden hacerlo (incluso los que nunca han hecho deporte). El problema puede ser de seguridad en uno mismo o de constancia. Salvados esos escollos, es una de las sensaciones más positivas que se puede tener (repito en lo personal, no sólo en lo deportivo).

Valores históricamente asociados al deporte, como puede ser el espíritu de sacrificio o el compañerismo, se exaltan en las 2 a 6 horas que puede durar un maratón.

Por todo esto seguiré corriendo maratones por vicio. Por el único vicio de vivirlos.

Las FOTOS de toda esta historia
Edito para evitar interpretaciones confusas: toda persona sana puede preparar un maratón y consecuentemente terminarlo (potencialmente puede terminarlo, pero el entrenamiento es condición necesaria)

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