Resulta realmente complicado recorrer un largo camino si no tienes la suficiente ilusión por alcanzar el fin, si no tienes la suficiente fuerza como para verte en el fin y mirar para atrás con satisfacción todo el trayecto recorrido.
El que no ha sufrido en el camino, el que no ha dejado atrás sangre, sudor y lágrimas, no sabrá valorar el propósito una vez conseguido, pero además, no tendrá la satisfacción de haber luchado y peleado hasta merecerlo.
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