martes, 12 de agosto de 2008

Adiós Subida al Veleta, Hola Cavalls del Vent

Cuando aun duelen las piernas de la subida más larga que he hecho nunca, ya se me amontonan las ideas de cuál puede ser el próximo reto. Pero vayamos por parte, como decía Jack el Destripador. Aquí faltaba "cascar" una buena crónica de lo que se vivió en Granada el XXIV edición de la Subida al Veleta.

El sábado, cuando llegué a mediodía a Granada y se rozaban los 40 grados presagiaba una carrera en la que el sol nos aplastaría sobre el asfalto.

La tarde la aproveché subiendo al Albaicín y por la tarde cargando las reservas de hidratos de carbono a base de Alhambra (con sus correspondientes tapas) que me tome con mi amigo Javi, que se había bajado a verme desde Las Alpujarras).

Sobre las nueve me volví al hotel para cenar, donde ya estaban haciendo lo propio muchos de los participantes. Pasta y pollo fue el plato elegido para la ocasión y sobre las 10:30, me estaba acostando tras preparar todo para el día siguiente.


Me levante a las 5:30 y ya se oía bastante jaleo por los pasillos del hotel. A las 6 el desayuno: café con tostada, leche con cereales, zumo, un plátano y agua (que ya la sudaría).


La salida se dio algo más tarde de las 7, lo que nos perjudicaba bastante porque el sol ya asomaba y más de uno lo temíamos. Dimos las tres vueltas de rigor al Paseo del Salón, para que salgan los 50 kms de recorrido (aunque esta edición muchos corredores coincidían en que habían salido unos 48, ya que la meta no está exactamente en el mismo punto todos los años).


Lo cierto es que luego el calor no fue para tanto, tal vez porque cuando empieza a calentar de verdad ya hemos superado los 1750 metros de altura y comienza el clima de montaña. También es cierto que yo ya sudaba como un pollo a la hora de carrera, mientras otros sólo mojaban la goma del pantalón, a mi ya me goteaba el pantalón por abajo (el pantalón acabó la carrera totalmente acartonado), no sé si porque no estoy muy acostumbrado al clima del sur, con lo que tuve que poner especial cuidado en reponer en los avituallamiento de acuerdo a lo perdido por el camino.


La descripción del recorrido que nos habían dado, para los primerizos como yo, se cumplía con bastante exactitud, unos primeros diez u once kms de falso llano donde no sientes que vas subiendo, aunque así sea, y con las pilas a tope se hacen muy cómodos. A partir de aquí comienza el calvario. Simplemente no se para de subir y si que se trata de una subida con pendiente notable. He hecho subidas mucho más duras traileando por montaña (recordemos que esta carreta discurre en su totalidad por asfalto, por lo que las pendientes tienen que tener un límite lógico para que suban los vehículos) pero ninguna de 40 kms de distancia!! Es decir, se subía bien y cómodo, el problema es que cuando has subido 20 kms tienes ya las piernas tan agarrotadas de subir que no sabes muy bien como seguir avanzando, y quedan otros 20 kms de subida!!



Además, aunque no te dieras cuenta, la importante diferencia de altitud te hacía estar cada vez más cansado. Hay que sacar fuerzas de donde no se tienen, cada uno como buenamente sabe o puede. Yo acordándome de mi familia, de Raquel, a la que tan lejos tengo, y de Sara. Pensar en que están pendientes de mi me daba fuerzas para continuar. Pasado el Centro de Alto Rendimiento, a más de 2000 metros de altura, donde Chema Martínez a preparado los que espero sean sus Juegos Olímpicos, el correr había que alternarlo con andar, por lo menos en mi caso donde la cosa ya estaba muy justita.



Pasada la barrera que da comienzo a la parte final, con la cumbre siempre a la vista, pero aún tan lejos, mirabas hacía atrás y más que una carrera parecía una romería, con una fila de gente andando en una misma dirección. Yo había recuperado un poco las energías y pude enlazar algún kilómetro trotándolo entero (todo un logro a esas alturas), aunque bien es cierto que acabé andando todo el resto final del recorrido, por el simple hecho de que avanzaba más andando que corriendo. El empezar a correr era una autentica agonía, como si mi cuerpo pesara 200 kgs y se me pidiera el movimiento más ágil del mundo. Si embargo si hacia la intención de andar deprisa el resultado era mucho más positivo, al ser un esfuerzo mucho menos traumático para mi castigado cuerpo.



En definitiva le eché más de seis horas para llegar a la meta, en un humilde puesto 146 de 290 valientes. AQUI la clasificación completa

Por cierto, que la victoria se la llevó con contundencia Ricardinho, habitual del foro de elatleta, un auténtico crack de las carreras más duras del mundo. Enhorabuena para él y para Juan Antonio Alegre, segundo clasificado, a pesar de que se coló en la recogida de dorsales en lo que fue un desprecio e insulto para el resto de participantes (a si lo sentí yo, por lo menos).
Y como no puedo parar, ya estoy adelantando la que será mi próxima aventura: Cavalls del Vent, en el Pirineo catalán (Parque del Cadí-Moixeró), en lo que será el mayor reto deportivo al que me he enfrentado nunca: 95 kms en menos de 24 horas. La fecha: 12-13 de septiembre. Iré contando por aquí..

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