Este sábado tuve la oportunidad de subir a Peñalara, el pico más alto de nuestra sierra de Guadarrama y contemplar las maravillosas vistas que nos ofrecen sus más de 2.400 metros de altitud.
La subida desde Cotos en dura, casi agónica. Empecé algo frío (las temperaturas bajo cero tenían algo que ver en ello) y el desnivel no te permite encontrar el ritmo, meterte en faena, vaya. Así que no queda más remedio que sufrir como un animas y notar cada uno de los latidos como un martillazo. la ventaja es que el camino está muy trillado, y la subida no se hace especialmente técnica.
La bajada fue otro cantar. Me cogió bajando Enrique, del club Tierra Trágame, y con él llegue hasta el aparcamiento, mientras me contaba curiosidades de la organización del Maratón Alpino Madrileño y otras aventuras. Por cierto, me picó el gusanillo del Maratón al que le tenía un poco de miedo. Ahora pienso que es cuestión de tiempo, pero está en el punto de mira.
El próximo fin de semana me quedo sin sierra, que el domingo corro en Rivas. Veremos como se da la vuelta al asfalto.
La subida desde Cotos en dura, casi agónica. Empecé algo frío (las temperaturas bajo cero tenían algo que ver en ello) y el desnivel no te permite encontrar el ritmo, meterte en faena, vaya. Así que no queda más remedio que sufrir como un animas y notar cada uno de los latidos como un martillazo. la ventaja es que el camino está muy trillado, y la subida no se hace especialmente técnica.
La bajada fue otro cantar. Me cogió bajando Enrique, del club Tierra Trágame, y con él llegue hasta el aparcamiento, mientras me contaba curiosidades de la organización del Maratón Alpino Madrileño y otras aventuras. Por cierto, me picó el gusanillo del Maratón al que le tenía un poco de miedo. Ahora pienso que es cuestión de tiempo, pero está en el punto de mira.
El próximo fin de semana me quedo sin sierra, que el domingo corro en Rivas. Veremos como se da la vuelta al asfalto.
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